personae

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8:46 p.m.
Me inspira enorme curiosidad el hecho de que, de la nada, uno se largue a hablar con cualquier persona al azar amparada en el anonimato de un seudónimo. No importa el lugar ni el medio: lo mismo da una fiesta que mensajes a un celular en medio de una madrugada. No sé por qué me recuerda a los que, arrojados a la oscuridad y separados por un muro, golpean con piedrecitas para comunicarse. ¿Puede concebirse tanto aburrimiento?

1 hay que todavía piden sangre:

conjuntivitis

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8:36 p.m.
A veces atrayendo una laja de arenisca; otras, una hormiga o una mosca desprevenida que secuestran e introducen ávidamente bajo la comisura del párpado. Así es como hasta ahora mis pestañas se han venido ejercitando. Por el momento no ha pasado de componer una simple molestia cotidiana. La irritación quizá puede confundirse todavía con una madrugada de insomnio. Sin embargo temo que llegará el día en que, aburridas de tan poco, se anudarán entre sí igual que en una trampa insalvable. Y entonces se dedicarán largamente, como bajo el peso de una siesta hermética, a digerir mi ojo suculento.

0 hay que todavía piden sangre: