El lenguaje es un depósito en el que se superpone capa sobre capa la excrecencia de lo real, que de por sí es innominable. Y no es tarea del que escribe hacer arqueología o taxonomía a partir de este campo, sino más bien contribuir con su propia indigestión (fruto de su incapacidad para metabolizar el mundo cotidiano) a aumentar los desperdicios.
2 hay que todavía piden sangre:
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