océanos de tiempo

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4:31 p.m.



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Ayer hallé una versión de dos discos de Bram Stocker's Dracula y debo confesar que mi alegría no es poca. Aquí, Francis Ford Coppola da una clase magistral de cómo construir un melodrama sin perder la altura poética y que, por sobre todo, demuestre respeto por las emociones del espectador. Todo lo contrario de lo que suele hacer Spielberg, claro.


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¿Debo explicar las razones por las que elegí esta escena entre las tantas que se destacan en la película? Voy a revelar una: cerca del minuto 1:15, Drácula murmura una de las frases más poéticas de la historia del cine. Sumo otro motivo: la sutileza con la que Gary Oldman, en un solo segundo, pasa de la ferocidad a la ternura. Lo cierto es que hay una razón que se impone sobre todas las demás, pero ésta prefiero guardármela en secreto.










0 hay que todavía piden sangre: