blues

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12:21 a.m.







Es extraña la manera en que la nostalgia funciona. A veces, en vez de contaminar la memoria, se desplaza hacia los objetos y entonces el mundo se vuelve algo distante e irrecuperable, aún cuando está ahí presente enfrente de uno, al alcance de la mano. Si no, elige recuerdos que parecen insignificantes y los redimensiona. A veces para mal, otras para mejor. En estos días, por ejemplo, mi nostalgia eligió a Weezer como fetiche. Y debo admitir que esta vez dio en el clavo: me regaló el soundtrack adecuado a las mañanas melancólicas de esta semana. No por casualidad es que se obtiene el antídoto del propio veneno.


About the author

Discípulo de sí mismo, amigo de unos pocos, conocido de casi nadie. Autor de El intruso, Ilión (novela fracasada), uno o dos poemas apenas leídos y algún que otro ensayo que todavía no sabe cómo comenzar.

0 hay que todavía piden sangre: